|
PEQUEÑO INFORME DEL COLOQUIO Los Estados Generales del Psicoanálisis.
Sonia Alberti
Habiendo tenido la oportunidad de participar - tanto con un trabajo como personalmente - en ese acontecimiento en el Psicoanálisis del año 2000, hice algunas anotaciones durante sus cuatro dias, las cuales ahora escribí para presentarlas a la red de los Estados Generales del Psicoanálisis. Ciertamente fallo y con múltiples lagunas, este Pequeño Informe tal vez contribuya a la elaboración que algunos colegas están realizando para la reconstrucción del evento. Todas las observaciones en el sentido de un enriquecimiento de esta tentativa de resumen son desde ya muy bienvenidas y las agradezco.
Agradezco igualmente a la Capes y a la Universidad del Estado de Rio de Janeiro por haber hecho posible mi participación en el Coloquio. El texto a continuación se basa fundamentalmente en las anotaciones realizadas durante el evento. Este se subdivide en:
1. Introduccion;
2. el Programa y sus detalles, y
3. Conclusiones personales.
1. Introducción
Coloquio Internacional convocado por genial iniciativa del psicoanalista francés René Major y que tuvo como su mayor divulgadora a nivel internacional a Elisabeth Roudinesco, los Estados Generales del Psicoanáliisis se realizan durante los dos últimos años con el objetivo de
"permitir, a todos aquellos que lo deseen, expresar su opinión sobre las cuestiones del psicoanálisis en el siglo XXI". Con este objetivo, se creó un site en internet (convergences@convergences.fr) que ya era visitado con frecuencia antes del Coloquio y que, durante el evento, según se divulgó en la plenaria, se accesó diariamente más de ocho mil veces, desde el mundo entero. Se enviaron docientos textos para la discusión en el Coloquio.
De una forma general, el evento fue un acontecimiento en la historia del psicoanálisis, y Brasil estuvo muy bien representado, con doscientos diez psicoanalistas brasileros presentes y citado desde la alocución inicial de Elisabeth Roudinesco que señaló, entre otras cosas, la particularidad de la participación de psicoanalistas brasileros en la vida académica - lo que no es común en los otros países, con excepción de Francia. Observó que en Brasil los Institutos de Psicología de las universidades desarrollan un trabajo serio con respecto al psicoanálisis que muchos psicoanalistas brasileros integran los cuadros regulares de docentes. La pregunta se retomó varias veces durante los debates, por ejemplo cuando yo misma consideré importante cuestionar la identificación del analista con el maestro, en las palabras de un colega. Teniendo una práctica tanto como psicoanalista en el consultorio, como profesora en la universidad - inscribiéndome, pues en la serie observada por E.Roudinesco con relación a Brasil, en la alocución de apertura del Coloquio -, la cuestión de la transmisión del psicoanálisis me acompaña hace mucho tiempo pues se que, de alguna forma, también transmito algo del psicoanálisis en la universidad. Pero que ciertamente, ni aun en la universidad esta transmisión se produce por asumir el lugar del amo, sino que al contrario, es justamente por no asumirlo que algo del psicoanálisis puede transmitirse, y eso se justifica en la teorización de Jacques Lacan cuando dice que el que enseña lo hace desde el lugar del sujeto, en el discurso de la histérica. Esta intervención se retomó en la conclusión de los trabajos de aquella mañana, cuando el colega brasilero Daniel Kupermann observó la importancia de profundizar en la pregunta para responder, justamente, con nuestra experiencia, a las críticas que aun se hacen a la enseñanza del psicoanálisis en la universidad - y que no siempre son infundadas -, enseñanza ésta de la que también él participa. Como será posible ver más adelante, el debate del tema es rico y todavía incipiente.
Fueron varias las intervenciones y la dificultad de obtener verbatums que fomentaran el desarrollo del psicoanálisis en las universidades de forma general, y muchos colegas subrayaron la importancia de una acción conjunta para mobilizar a los psicoanalistas en este sentido.
Digo que el Coloquio fue un acontecimiento porque fue tal vez la primera vez, en tan gran escala, que los psicoanalistas se sentaron juntos, en la misma sala, independientenente de sus formaciones y transferencias, de sus filiaciones institucionales, de sus escuelas. Hubo desde el que insistía en decir que analizaba pacientes tanto en el consultorio como en su laboratorio experimental de una universidad americana, hasta el psicoanalista de formación jungiana que se decía allí en minoría, pasando por analistas formados en la IPA, psicoanalistas de formación lacaniana, y un psicoanalista que, al final de la primera jornada, observó que el problena allí era el hecho de que los Estados Generales del Psicoanálisis se estructuraban a partir de una represión: Lacan (sic).
En efecto, al final de la primera jornada de trabajos, la impresión que daban los Estados Generales del Psicoanálisis, podía interpretarse de forma bastante inquietante. O sea que era posible evaluar esta primera jornada como una gran Babel: todos hablaban lenguas diferentes. Aun a la mañana siguiente, cuando el tena fue "Transmisión del psicoanálisis", esta impresión podía insistir. Pero a medida que las discusiones avanzaban, los encuentros se multiplicaban y más analistas intervenían, esta primera impresión necesáriamente se disipó, dejando claro que los Estados Generales del Psicoanálisis son, antes que nada, un acto público contra el totalitarismo institucional y social, con el cual el psicoanálisis tuvo que luchar durante todo el primer siglo de su existencia - desde el totalitarismo de las propias instituciones psicoanalíticas, hasta el totalitarismo en el mundo en que nació y donde dió sus primeros pasos. Obsérvense, por ejemplo, las propias críticas a los organizadores del Coloquio por no haber abierto las puertas a los estudiantes que podrían ocupar las galerías del anfiteatro - además muy bonito - y que quedaron vacías.
Analistas experimentados, cada uno con su historia, contribuyeron con este acto, manifestándose públicamente, como ciudadanos de un mundo donde el psicoanalista toma posición política, como demócrata. Desde Annelie Stern, que relató su experiencia de psicoanalista en un campo de concentración nazi, cuando hablando de Sigmund Freud, podía provocar sueños nocturnos que tal vez permitieron a algunos sobrevivir al holocausto; pasando REDE DOS ESTADOS GERAIS DA PSICANÁLISE por el acto de la lectura de la carta de dimisión de Hélna Besermann Vianna, a la Asociación Internacional de Psicoanálisis, que testimonia de las arbitrariedades de esa institución psicoanalítica durante la última dictadura vivida por los brasileros; hasta la aprobación conjunta y unánime de que los Estados Generales del Psicoanálisis deben continuar publicando en su página de Internet, el Coloquio fue una demostración de que el psicoanálisis, inaugurado por Sigmund Freud, está sólo comenzando, vislumbrando para el siglo XXI, una participación conjunta de los psicoanalistas con la intención de estar presentes en los múltiples momentos en que el malestar en la cultura deja al hombre en una profunda angustia.
Durante todo el evento, y antes y después, los periódicos más importantes de varios países hablaron del Coloquio, destacándose los diversos reportajes del Le Monde que, durante diez días puso al psicoanálisis en debate. En Rio de Janeiro, se destacó así el Jornal do Brasil y el Globo.
Con tantos analistas presentes, las intervenciones no pudieron ser largas y los organizadores del Coloquio pedían que se diese la palabra a los que la solicitaban por primera vez.
Tal como en los Estados Generales de 1789, también aquí las intervenciones podían despertar aplausos, ovaciones y abucheos. Decidídamente, los Estados Generales del Psicoanálisis implican una toma de posición política en el psicoanálisis. Su ejercicio implica un posicionamiento político y, el que no quiera asumirlo, no deja, con eso, de ejercer políticamente.
Finalmente, para terminar esta introducción, aun es preciso decir que esta ubicación política también implica una elección del sujeto por las instituciones a las cuales se afilia y que el hecho de participar en los Estados Generales del Psicoanálisis no dispensa al psicoanalista de cuidar de su formación contínua, por lo que muchos de los presentes reafirmaron la importancia de las asociaciones psicoanalíticas donde el psicoanalista puede tener un intercambio con sus pares. Los Estados Generales del Psicoanálisis se instituyen así en un lugar en que, independientemente de esas elecciones particulares, las barreras entre escuelas e instituciones de formación dejan de ejercerse como un impedimento para la creación de una comunidad psicoanalítica internacional, para tener un papel definitivo en el fortalecimiento del mismo psicoanálisis, y su presencia en el siglo XXI.
2. El Programa y sus desdoblamientos
Mañana del Sábado, 8 de julio del 2000: Apertura.
Después de las palabras de Michèle Gendreau-Perosaloux, Rectora de la Agencia Universitaria de la Francofonía, quien llamó la atención sobre la traducción hecha por Derrida, en 1967, del concepto Aufheben por rélève - implicando allí tanto la ubicación en relevo como la referencia -, introduciendo por lo tanto, el tema de nuestro Coloquio en el contexto del saber occidental y de su tratamiento epistémico - además de preanunciar la conferencia de Jacques Derrida el tercer dia del Coloquio -, René Major tomó la palabra remitiendo su alocución de apertura a la aproximación del traductor y del psicoanalista: ambos hacen la prueba de lo extraño. Y dijo:
Si el objeto del psicoanálisis es lo imposible, el desafío del psicoanalista es renovar cotidianamente su lengua, en sentido contrario de lo que fija el sentido, o sea, la propia determinación inconsciente. Eso ocurre cuando el analizante se dirige al analista lo que, por lo tanto, necesariamente ocurre fuera de la universidad requiriendo que sea sostenido por las instituciones privadas donde podría ser transmitido. Lo que propuso como norte de ese Coloquio, para pensar el lugar del psicoanálisis en el mundo, fue una toma de posición contra la segregación y la violencia que, extrañas a las leyes que dan sentido, pueden ser tratadas por el psicoanalista a partir de lo que él sabe de la psique.
Tratamiento propuesto aquí, a partir de ese encuadre de los Estados Generales, que hace doscientos años, el dia 9 de julio de 1797 promulgó la Asamblea Nacional como constituyente en Francia, subrayando la ausencia de privilegios salvo el que otorga a cada uno, de participar en la reflexión y la preparación del acontecimiento.
A continuación, tocó a Elisabeth Roudinesco saludar a los participantes. Observó que actualmente hay treinta y dos países donde el psicoanálisis está instituido con grupos o sociedades; cuarenta y un países donde hay psicoanalistas ejerciendo la clínica, y un total de treinta mil analistas practicantes, lo que, en cien años de existencia, no es poca cosa. A partir de su evaluación, el psicoanálisis es un fenómeno urbano, que presupone la soledad del hombre que queda perjudicada en un contexto de vida tribal.
Elisabeth Roudinesco retoma la palabras de René Major para decir que el psicoanálisis es y siempre fue, contrario a todas las formas de fascismo, de la violencia al odio de sí mismo y de los otros. Así que, no existe una internacional sino internacionales, en perpetuas mutaciones, al contrario de lo que podría querer imponer, por ejemplo la IPA, que vió surgir, después de los años veinte, las variadas escisiones. Estas, no cesaron de vincular al psicoanálisis al descentramiento del sujeto y a la pérdida del dominio (perte de maîtrise). Al mismo tiempo, en la historia de esos cien años, múltiples críticas al psicoanálisis, exigieron de los psicoanalistas definir su lugar en el mundo. De la crítica a un pansexualismo - en la primera mitad del siglo XX-, a la crítica de la ausencia de cientificidad, pasando por la crítica de que el psicoanálisis implicaría un retorno al hunanismo.
Sin querer definir respuestas, E. Roudinesco propuso preguntas para las discusiones que esta mesa inaugural abría: en Brasil, hay psicoanálisis en los institutos de psicología de las universidades, ¿cuál es el lugar para la transmisión?. ¿Cómo construir un saber clínico a partir de una práctica que no ocurre necesariamente en el diván, sin abandonar las definiciones Freudianas?. ¿La homosexualidad es aun una perversión?. ¿Cuál es el estatuto del niño en las nuevas organizaciones familiares, por ejemplo de parejas homosexuales? ¿Cuál es el futuro para el psicoanálisis en países donde el psicoanálisis comienza a llegar luego de la caída del comunismo?. ¿Qué exportación para el psicoanálisis?. ¿Como dogma, como clínica?.
Estas palabras de apertura fueron largamente aplaudidas, sobre todo por el trabajo que todos reconocían a ambos psicoanalistas que sostuvieron la realización de este acontecimiento hasta el final. Luego, algunos colegas intervinieron, y pude tomar algunas notas.
Gilda Sabsay, de la Argentina, ratificó: las condiciones para el ejercicio del psicoanálisis son la ética y la transferencia y en este ejercicio no hay como evitar la Sybilis y la Caribidis del psicoanálisis, o sea, la transferencia y la sexualidad. Hay maneras perversas de impedir el psicoanálisis, de forma más sutil que simplemente prohibir su práctica. Entre ellas, la propuesta de prácticas de psicoterapia que, al contrario del psicoanálisis- y reflejándose en él -, convocan a los demonios pero los despiden antes de elaborarlos (referencia aquí de la frase de Freud que hace del psicoanálisis una exigencia ética en la cual "no podemos convocar a los demonios y despedirlos antes de elaborarlos").
Maria Cristina Magalhaes, de Sao Paulo, luego de todo trabajo de organización de la página brasilera por internet, observa: "El psicoanálisis en el Brasil comienza a hablar brasilero" ya que la convocatoria de René Major fue ampliamente respondida por Brasil, de forma que los psicoanalistas brasileros también se apropiaron de ella.
Los Estados Generales estaban llenos, pero no sólo de latinoamericanos, habían norteamericanos. Tendremos la ocasión, en este informe, de volver a ellos, aquí, por el momento, se trata de la intervención de Warren Poland que, buscando una referencia linguística, identificó en Shakespeare al analista original, que permitió que sus personajes se pudieran oir a sí mismos (they overheard thenselves). Para Poland, el psicoanálisis sería una experiencia donde el sujeto está frente a frente consigo mismo y con los otros y donde el analista es un testimonio de las personas. Pero esta experiencia no ocurre de forma aislada en el mundo, al contrario: el mundo cambia al psicoanálisis y el psicoanálisis cambia al mundo (the world changes analysis and analysis changes the world). Poland retoma entonces, rápidamente, la historia del psicoanálisis en los Estados Unidos, identificándola a la APA (American Psychoanalytical Association) como fascista en constante conflicto con la New Yorkean Psychoanalytical Society. Observó que se trata de dos tendencias: una, representando el establishment, la otra, el movimiento del psicoanálisis. Evalúa la última como vencedora actual de ese conflicto, observando que las personas hoy en dia no buscan al psicoanálisis por dinero (como parece haber sido el caso en las décadas anteriores), sino que son personas de la filosofía, de la psicología, de la literatura, que buscan una formación al buscar al psicoanálisis (they don`t cone for money but for psychoanalysis). Sugiere que, en los Estados Unidos hoy, se vive un particular momento de cambios, que ya no hay el exceso de pacientes de los años 1950-60, y que hay una preocupación por hacer al psicoanálisis más accesible, en todos los sentidos.
[Además, la cuestión del recrudecimiento de la clientela y de los precios de las sesiones volvió en varias intervenciones durante todo el Coloquio, mostrando por un lado que se trata de un fenómeno universal y, por otro, que algunos psicoanalistas aun tienen mucha dificultad en adaptarse a las nuevas condiciones de las demandas en nuestra clínica.]
En Escandinavia, las cuestiones son otras: Per Magnus Johansson, de Suecia, testimonia que la principal pregunta de hoy es el movimiento de los psicoanalistas por el reconocimiento del estado, ya que en Escandinavia, todo tratamiento, lo sostiene la seguridad social. Son enormes las resistencias para ese reconocimiento, hubo también tentativas de una inscripción del psicoanálisis en la universidad, pero la dificultad es grande. Concluye su intervención observando, aun, que parte de la responsabilidad es de los propios psicoanalistas que todavia no han hecho lo suficiente para que efectivamente se impongan. Trae una pregunta para la comunidad reunida en los Estados Generales: Con un gobierno que controla todo lo que es del orden de la salud, ¿cómo hacer para que un psicoanálisis pueda imponerse allí?
Del pais del Coloquio, dos voces se hicieron oir en esta primera mesa: la de Juan-David Nasio y la de Michel Plon. Una vez más quedó claro que el psicoanálisis de hoy se ubica asumiendo su función política. Nasio dice que ésta es la única disciplina que tiene las condiciones necesarias para ubicarse contra la barbarie. Retoma el discurso de Elisabeth Roudinesco para reafirmar la función del padre a partir de "Tótem y tabú" (Freud, 1912), instrumento que permite al psicoanálisis el ejercicio contra el odio inaugural. Así, que también es responsabilidad de cada psicoanalista el curso de la historia, pues no hay fatalidad de la historia: esta será lo que nosotros queramos que sea. Nasio concluye que el imperativo del psicoanálisis se construyó de una voz que emana de lo más íntimo del ser determinándolo sujeto: es lo que debe ser, el ser del deseo y asumir su culpabilidad (sic), donde el superyo sería eminentenente ético. Michel Plon, a su vez, retoma la propia historia de los Estados Generales franceses, y de las resistencias que luego se mobilizaron frente a la propuesta revolucionaria de ese acontecimiento político que precedió a la Revolución Francesa. Convoca a los psicoanalistas a cuidar que esas resistencias no venzan el momento tan revolucionario que les permitió unirse en ese momento.
El debate de esa mesa de apertura aun contó con varias intervenciones, algunas más impacientes y, a veces, en un tono de mayor denuncia, y otras que se presentaban más como testimonio, relatos de historias y experiencias que los colegas quisieron compartir en plenaria. Es el caso, por ejemplo, de la palabras de Fethi Benslama, de Tunes, que testimonió en el ser de un país psicoanalítico pero que eso no impedía que, en su Pais, hubiese personas ejerciendo el psicoanálisis, en un movimiento de unirse a los pocos.
En esta primera sesión de debates, pocas fueron las intervenciones que buscaban una integración de las diferentes palabras. Correspondió a un brasilero ese ejercicio, confirmando las palabras de Maria Cristina Magalhaes de que en Brasil hoy en dia, el psicoanálisis comienza a hablar brasilero, lo que le permite tener un lugar particular en el mundo. Se trata de la intervención de Antonio Quinet quien sugirió que tal vez no deberíamos preocuparnos tanto con el hecho de que un pais no sea psicanalítico - como acababa de testimoniar Fethi Benslama -, pues, ¿qué es lo que eso quiere decir?, sino preguntarnos, hasta que punto el mismo psicoanálisis no es, por excelencia, poligeográfico, polifónico y políglota. Estas palabras remitieron al discurso que inauguró esta mesa - y que se tejió como hilo de Ariadna durante cuatro dias -, el psicoanálisis no se ejerce a partir del totalitarismo, ni prescinde de la pluralidad, de la diferencia y de la singularidad, por más que necesite, como dijeron René Major y Elisabeth Roudinesco, de las instituciones fundadoras y en las cuales es posible transmitrlo.
Tarde del Sábado, 8 de julio de 2000: La práctica clínica.
Tal vez la sesión más polémica del Coloquio, la tarde del sábado puso a cielo abierto, las variadas interpretaciones que existen actualmente sobre la clínica inaugurada por Sigmund Freud. Pierre Fedida inició la sesión observando la importancia del psicoanálisis hoy, cuando la propia práctica clínica en la medicina se encuentra en decadencia ante los trabajos de laboratorio cada vez más sostenidos en el discurso científico. Si el psicoanálisis no es exclusivamente una clínica, ciertamente la clínica está en el psicoanálisis. Y, por clínica, se entiende una práctica que, ya con Ferenczi (Fedida hizo referencia explícita al texto "La elasticidad de la técnica", de Sandor Ferenczi), es bastante amplia.
[De las lecturas hechas, de los trabajos sobre el tema, enviados a la página de Internet, llamaron la atención algunos vectores que podrían servir para una discusión posterior. Aunque, fueron tantos esos vectores que, por falta de una mayor dirección, las discusiones terminaron quedando bastante sueltas. Evaluación de todos al final de los trabajos del sábado, los propios organizadores del evento propusieron, para los dias siguientes, que las discusiones fueran un poco más dirigidas. Lo que relato a continuación, es la serie de esos vectores que, de una forma un poco en asociación libre, vuelven hoy a mi recuerdo, de las discusiones de aquella tarde del sábado.]
Alain Vanier, de Francia, habiendo leido los trabajos de esa sesión, señaló sus temas predominantes: o el nombre propio de la experiencia singular, o los textos con referencias psiquiátricas, los autores, cada un con su estilo, expusieron casos clínicos para testimoniar sobre su trabajo como psicoanalistas. Pero algo es cierto, de la lectura de esos trabajos Vanier puede reafirmar que también la clínica es un campo político, donde el psicoanálisis se ejerce a partir de sus referencias. Estas, se distinguen la mayoría de las veces de las de la psicoterapia, lo que Vanier define como : si el psicoanálisis implica el duelo por el objeto, las psicoterapias condenan los objetos, lo cual es diferente de otras prácticas frente al malestar en la cultura, como por ejemplo el uso de la droga, donde el objeto se propone como lleno de fallas.
Miguel Calmon, psicoanalista carioca, presentó un trabajo donde articuló la clínica a la teoría metapsicológica de Freud, para fundamentar las referencias de los autores, leidos por él. Subrayó el hecho de que los trabajos clínicos enviados a los Estados Generales se articulan con el psicoanálisis como teoría que orienta el propio ejercicio de la práctica. Fue también en la tentativa de verificar las referencias teóricas de los trabajos clínicos, que Avemburg verificó la importancia del manejo del concepto de transferencia en los textos presentados, concepto que atribuye una especificidad a la clínica psicoanalítica en la contraexperiencia de la clínica médica. Avemburg, aunque, también observó una tendencia a aproximar el psicoanálisis, tanto a las ciencias humanas como a las ciencias biológicas, conforme a los autores de los trabajos.
A diferencia de esos lectores, Jorgelina Rodriguez O'Connor de España, se dirigió más hacia los trabajos que testimoniaban sobre una clínica con las psicosis. ¿Hay deseo del analista en la psicosis?. ¿Cómo opera el analista frente a la psicosis?. Sugiere que se podría concluir a partir de uno u otro testimonio, que en el lugar de la interpretación, la táctica del analista frente a la psicosis gira en torno a la reconstrucción.
De las discusiones que siguieron, vale la pena retomar algunos puntos, por la multiplicidad de posiciones, a veces hasta contradictorias :
1) La clínica es lo único que puede transmitirse entre psicoanalistas;
2) Hay diferencias en cuanto a los modos de intervención cuando se trata de un psicoanalista hombre o mujer;
3) La clínica psicoanalítica es antes de todo un trabajo, el psicoanálisis es ese trabajo, y va más allá de la clínica - observación expresada por el brasilero Luis Augusto Cels;
4) Los psicoanalistas aun se preguntan cómo, en la prueba de la clínica, se evidencia que el defecto no está en lo que el paciente nos dice. En la imposibilidad de la respuesta, ese colega concluye que lo que hacenos en la clínica con nuestro paciente es un aprendiceaje mutuo, donde uno aprende con el otro;
5) En contraposición al primer punto de vista, otro colega dijo: "La clínica psicoanalítica no es trasmisible porque sólo se hace entre dos personas - y eso sería como hacer un círculo con un cuadrado";
6) Un colega griego entonces se desahogó: lo que está ocurriendo aquí es que algo está siendo reprimido entre nosotros, lo que nosotros estamos reprimiendo es que Lacan, fue quien lo reinventó (what is represed here is Lacan - who reinvented);
7) Finalmente, para agregar más multiplicidad al concepto de clínica psicoanalítica, otro colega, también en un desahogo, señaló: "¿Sólo existirá análisis con una persona?, ¿No hay análisis de grupo?, ¿Análisis de familia? Y ¿ también análisis de las instituciones?"
Este resumen de las intervenciones sólo pone al desnudo la sensación de todos los participantes al final de esa sesión: ¿lograremos entendernos en los próximos tres dias del Coloquio?. Sensación que fue muy bien expresada con la intervención de un colega al final de dicha discusión: "¿Será evidente el 'nosotros, psicoanalistas'?", ¿acaso todos los aquí presentes, entienden lo mismo cuando se dice "psicoanalistas"?
Para distender un poco el "clima" de inquietud que quedó al final de este primer dia de trabajos, un buen coctel fue servido en el primer piso del Auditorio, permitiendo que volviese la alegría del reencuentro de tantos colegas que, a fuerza de las inserciones institucionales de cada uno, de sus historias, de sus trabajos, habían dejado de verse desde hacía mucho tiempo.
Mañana del domingo, 9 de julio de 2000: "La transmision del psicoanálisis".
En esta sesión de debates, fue ciertamente la lectura de Erik Porge (de Francia), la que más retomó los trabajos enviados para el Coloquio. Recuerdo que la función de los "lectores" era la de retomar los textos de los autores que presentaron trabajos para el Coloquio, via Internet, y subrayar los puntos vectores de la discusión.
La sesión se inicia con la conferencia de Howard Shevrin, de los Estados Unidos, cuyas palabras no dejan de asociarse al psicoanálisis americano, o sea, un psicoanálisis al servicio de ideales americanos positivos y estratificadores. Además de eso, entiende que la transmisión del psicoanálisis ocurre en los moldes de la relación maestro-discípulo. Sino veamos:
El habla sobre la transmisión del psicoanálisis en la relación analista didacta y "candidato" (el analizante que está en formación) y se dice convencido de que es preciso darle un lugar a la ciencia en la formación psicoanalítica. Para él, la ciencia es un campo que tiene por base un conocimiento acumulativo que, en su experiencia, él desarrolla tanto como cientifico de laboratorio, como psicoanalista clínico. Por un lado, la ciencia, por otro, el psicoanálisis como Geisteswissenschaft (sic) y el psicoanalista asociando ambos campos. Llegó a decir que analiza tanto en el consultorio como en el laboratorio.
El análisis didáctico tendría como objetivo, liberar al candidato de sus preconceptos neuróticos, que podrían surgir en la contratransferencia. Esto aseguraria el establecimiento del método científico, vital para el ejercicio del psicoanálisis. Ningún físico tendría la oportunidad de pasar por tales desconstruciones de sus preconceptos!. De allí que, a fin de cuentas, en psicoanálisis el aprendizaje ocurre por modelaje (sic). Los candidatos no requieren estudiar el psicoanálisis a fondo, al final, dice H.Shevrin, son pocos los autores propiamente dichos en psicoanálisis, sólo el analista excepcional publica. Los analistas americanos casi nunca publican. Ellos pasan por un proceso de transmisión de conocimiento que ocurre en las siguientes etapas:
- transmisión cultural - a partir de la farmacopea recolectada por las personas a lo largo de los años, de "conocimiento acumulativo", lo que también se verifica en los laboratorios de los Estados Unidos;
- a partir de la relación entre sexo y reproducción [a esta relatora no le fue posible a comprender mejor la cuestión];
- conforme a la relación del Maestro con sus samurais que enseña los métodos que deben ser transmitidos para construir una bella espada (sic);
- via distribución de informaciones a través de ejemplos y repeticiones.
De manera que en esta transmisión, cuentan, la suerte de haber tenido un buen maestro - o analista didacta, el profesor o instructor en la sala de clases [pues equivalen todas esas cosas] - y la experiencia de cada uno.
El psicoanálisis didáctico es pues, equivalente a una postgraduación que debería hacerse con los mejores maestros que guien al candidato en sus intentos y errores. Así, los analistas tal vez sean simplemente educadores y otros, aun, evaluadores de cada análisis, cuya experiencia ocurre tanto a nivel de las ciencias básicas como de las aplicadas. Es de capital importncia para el psicoanálisis, la creación de un cuerpo de cientiíficos básicos. Además de eso, debenos exponer al candidato, a las áreas vecinas al psicoanálisis- tomando en cuenta las humanidades, la filosofía y las artes -, para que él pueda emitir sus propias ideas. La actividad clínica es un juego y hay varias propuestas del psicoanálisis que pueden ser investigadas fuera de la clínica. Shevrin es de la opinión de que la teoría general de la mente (sic) apoya a todo estudio clínico. Históricamente, el poder del drive (sic), del subconsciente (sic), ya está en Schoppenauer y Nietzsche. Cree que eso tiene su lugar en la formación científica.
El carioca, Daniel Kupermann es quien coordinó los debates junto con Claude Levesque, del Canadá. Y pasa la palabra a Adolfo Benjamin, de la Argentina. Este señala, con bastante propiedad que no se piensa igual en inglés, francés, alemán... y que por lo tanto, la transmisión implica cada lenguaje particular. Recuerda el término Trieb que contiene algo que no puede ser transmitido en otra lengua. Observa:
1) Existe transmisión psicoanalítica tanto en extensión como en intensión. Esta ocurre en la terapéutica, en la metapsicología y en la teoría crítica de la cultura. Toda transmisión está ligada a la transferencia.
2) Existe la práctica psicoanalítica. Bajo ese término se dicen tantas cosas diferentes, que se hace difícil entender cómo estamos juntos. Hace una referencia explícita a los trabajos de Philippe Julien y de Joel Birman observando que sólo éstos, ya merecerían un dia entero de discusiones. Observa que de su lectura puede desprender que la transmisión en psicoanálisis produce, necesáriamente, cambios subjetivos y que si el sujeto sale como entró es porque no hubo trasmisión.
3) Como se verifica que la transferencia impone un número limitado, con cierta intimidad, sin la cual no es posible la transmisión, entonces, para que haya transmisión es preciso un pequeño grupo, y no sólo un espacio académico, o un espacio como el de la transmisión chamánica.
Finaliza diciendo que la transmisión psicoanalítica transmite más que el saber, existe la transmisión de lo no sabido, lo que evita que seamos clones del que recibimos la transmisión. Somos diferentes de los que nos precedieron pues "La transmisión es el acto fundador del sujeto psicoanalítico".
En esta misma línea, Erik Porge teje sus propias observaciones. Las introduce diciendo que la mayor parte de los textos sobre transmisión, es de autores franceses y que hay equívocos inherentes al recorrido de la propia transmisión. Existe la transmisión EN EL psicoanálisis y DEL psicoanálisis. La primera, es el psicoanálisis en intensión, ocurre en la cura, en la relación del sujeto con el inconsciente, la segunda es el psicoanálisis en extensión, ocurre en el espacio institucional, en los congresos, en lo escrito etc. Se distingue así, la transmisión de un saber a otros a fin de que estén informados (doctrina) y la transmisión en el setting (en la cura). La transmisión del psicoanálisis es diacrónica de una generación a otra, pero no la transmisión en el psicoanálisis. De los textos leidos, muchos son el testimonio de lo que el psicoanálisis aportó al autor.
La transmisión es sobredeterminada por las leyes del mercado por los procesos sociales. Observa, por ejemplo, que en las universidades se calla sobre la contratación de clientes; muchas veces también se calla sobre los procesos históricos, como el de los desaparecidos de Chile, Argentina y la Shoá.
Introduce entonces la cuestión de la relación de la transmisión con lo real. Recurriendo al hecho de que instituir una filiación analítica es negar el análisis a partir de la transferencia y entrar en la biologización. Han sido ejemplos del fracaso de la relación da transmisión con lo real: Anna Freud y Jacques-Alain Miller.
En el contexto de la transmisión y su relación a lo real, evalúa: el pase - que provoca formaciones del inconsciente no sólo después (après coup), y siempre implica la reinvención del psicoanálisis-, la transferencia como inanalizable, la experiencia que el sujeto hace de su propia división y el Witz.
Kazushige Shingu, del Japón, y Francis Hofstein de Francia además agregan, respecitivamente: que el analista trabaja con el analizante, Freud ya señalaba que sin analizante no hay analista. La falta de analizantes no impedirían la transmisión del psicoanálisis en la universidad pero si impediría la cura. Francis Hofstein se detiene en esta retoma de Freud que, según ella, buscaba la divulgación. Hoy en dia, no hay tiempo para seguir todas las publicaciones en psicoanálisis. Compara la obra de Freud con el Talmud, razón para entender que es necesario formar analistas que sepan leer, escandir el texto Freudiano. Cada psicoanalista es forzado a reinventar el psicoanálisis. La verdad es singular y el saber sólo ocurre en lo real a través de su escritura: el matema.
Recuerda que la experiencia del pase fue un fracaso en la EFP (Ecole Freudienne de Paris).
Agrega un punto al análisis de la relación transmisión y transferencia: ésta puede ser el principal obstáculo de la transmisión como imaginaria, pues es un instrumento del poder en las instituciones, viciando el proceso.
Contra eso, propone: el lugar excéntrico del psicoanálisis y de los psicoanalistas y la extraterritorialidad de los significantes. Así aboga por la propuesta de reuniones internacionales que estudien el narcisismo de las pequeñas diferencias.
Daniel Kupermann organiza el debate. Las preguntas que se hacen pueden ser resumidas así:
1) una observación sobre la función de la letra en la transmisión;
2) hay algo que se transmite del psicoanálisis en la universidad y tenemos que estudiar eso más a fondo, pero ciertamente nadie transmite nada desde el lugar del amo, al contrario de lo que propuso Howard Shevrin, decía yo; la transmisión ocurre en el diapasón de la intersubjetividad, agrega otro;
3) René Major vuelve a la observación de Adolfo Benjamin para hablar de las diferencias entre las traducciones de los textos psicoanalíticos, dificultad que también percibo en lo que atañe a las traducciones en este Coloquio;
4) un colega de Australia observa que nada puede nacer si no es por una necesidad extrema;
5) otro orador retoma el texto de Lacan "La situación del psicoanálisis en 1956";
6) otro, ve en el psicoanálisis en la universidad, un riesgo que puede acabar con el psicoanálisis;
7) otro colega observa que si tomamos la transferencia como repetición produciremos solamente clones [ciertamente ese colega no conoce los dos conceptos de Lacan de la repetición: su vertiente automaton y su vertiente tykhê, desarrolladas en el Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis].
Nuevamente se observa una dificultad en la profundización de algún punto de la discusión. Una colega brasilera - cuyo nombre, infelizmente, se me escapó -, al darse cuenta, pregunta: ¿podremos acaso entendernos?.
Es Daniel Kupermann quien finaliza los trabajos de la mañana, retomando mi observación y enfatizando una vez más la cuestión sobre el psicoanálisis en la universidad. Y, cuestionador, pregunta: ¿ Actualmente, no será la universidad una reedición de los 'normal candidates' de los años de la postguerra, donde se buscaba la formación psicoanalítica para encontrar una legitimación social?. El psicoanálisis en la universidad no debe sustituir la formación en las instituciones privadas, [con lo que, además, estoy de acuerdo plenamente]. Hay que crear un debate sobre este punto, hasta porque, como anuncií Elisabeth Roudinesco, ésta es una práctica muy brasilera y somos nosotros, por lo tanto, los que particularmente expresamos esas preguntas. No sería nada malo, que comenzáramos a poder responderlas...!
Tarde del domingo, 9 de julio de 2000: Las instituciones psicoanalíticas.
La tarde del domingo abre un nuevo momento en los Estados Generales: algo ocurre que vectorializa intervenciones y público en una misma dirección. Es como si todos supiesen que el tema de las instituciones era propiamente el tema del Coloquio. La sala está llena. Y sin excepción, los presentes saben que el psicoanálisis tiene algo que decir sobre la tiranía, la dictadura, la tortura, la dominación, y que es allí donde éste muestra su faz revolucionaria en los otros lazos sociales. Y los presentes también saben que allí sólo tienen algo que decir realmente, porque su historia tantas veces se inscribió allí, a partir de coyunturas políticas e ideológicas que lo transcienden y, hasta, a partir de prácticas incluidas en las propias instituciones psicoanalíticas.
Paula Schmidtbauer Rocha de Brasil, abrió los debates de esa tarde de domingo, habiendo sido muy aplaudida por la relación que hizo entre el psicoanálisis y los intereses colectivos. En seguida, Bernd Schwibs, de Alemania, observó que los institutos alemanes de la IPA no vinieron al Coloquio, entonces, sólo contábamos con la presencia de diez psicoanalistas de Alemania. Retoma Marx para intentar entender eso: los franceses revolucionan lo que los alemanes llevan a la reflexión. En efecto, los textos de Alemania enviados al Coloquio, eran críticas con relación a la institución oficial. La pregunta de Schwibs a partir de ello es: ¿porqué los críticos no se unen - haciendo referencia a Emilio Modena de Suiza, quien tuvo el discurso más crítico. Retomó, finalmente, el affair Amilcar Lobo y el papel de Ernest Jones en la historia.
En respuesta a eso, y continuando la misma pregunta, Chawki Azouri recuerda que la Escuela, tal como la propone Lacan, subvirtió al comitê secreto de la IPA, en la medida en que se sometía a evaluaciones. Entiende los Estados Generales como una confrontación de las asociaciones de hoy, y como un agenciamiento político, resistencias a cada institución y como una resistencia del psicoanálisis contra lo que viene de afuera.
Joel Birman, de Brasil, inicia su lectura de varios trabajos con la pregunta: ¿porqué el 80% de los trabajos es de origen Latinoamericano?. Que responde con la siguiente hipótesis: el hecho de haber vivido bajo regímenes dictatoriales permitió a los latinoamericanos un acceso a la experiencia de la transferencia, que los otros no tuvieron. Esto puede estar sometida a un juego y puede traer efectos problemáticos de poder. A éstos, se asocian los efectos de la historia nazi. Retoma también la cuestión ocurrida en la IPA bajo la presidencia de Serge Lebovici , como ejemplo. Observando, no obstante, que eso proyecta la cuestión fuera de los límites geográficos, o sea, que se liga a la lógica universal de la experiencia del inconsciente, enhebrándose en toda historia de las instituciones psicoanalíticas.
Joel Birman provoca una salva de aplausos cuandos se pregunta: ¿porqué nosotros, latinoamericanos, hicimos la experiencia del encuentro de la transferencia y la política? Siendo una tradición de la colonia, de los americanos y europeos, hoy buscamos dialogar con los colegas europeos. Por ello, mostramos nuestra historia, y cita, como ejemplo, el trabajo de Helena Vianna, del grupo "Pro-ética" de la IPA y el de Volnovich. Observa que fuimos partidarios de un fascismo en el psicoanálisis, tanto en las instituciones freudianas como lacanianas, y que eso hoy es inadmisible.
Juan Carlos Volnovich entonces agrega que los veinticinco trabajos leidos por él se refieren al potencial renovador del psicoanálisis. Y pregunta, a su vez: ¿puede existir el psicoanálisis fuera de las instituciones?
Observa que lo mejor del psicoanálisiss es que va CONTRA el establishment psicoanalítico, y cita, entre otros, al trabajo de Marie Langer. Este psicoanálisis implica el respeto a las diferencias y toma posiciones contra el canibalismo y la intransigencia en las instituciones. Determina que estamos haciendo psicoanálisis cuando logramos efectos renovadores en el orden instituido, razón por la cual se requiere confiar en el poder subversivo del psicoanálisis.
Lise Monette, del Canadá, retoma la frase de Hélna Vianna "las instituciones son un mal necesario" para observar que las filiaciones paradójicas sólo se revelan en el a posteriori. Dice que nuestras instituciones son nuestras dolencias infantiles pues todas funcionan del lado de la dominación (maîtrise). Estas privilegian la fidelidad que sostiene el silencio: el silencio del candidato, el silencio ante los socius. Esta es, para L. Monette, la patología de las instituciones.
Aboga entonces por otra función de las instituciones: la de permitir un intercambio del trabajo que se hace en la soledad, tambien, de manera de asegurar la posibilidad de una memoria, contra el olvido. Ya que el psicoanálisis, esencialmente, es huérfano. De alli que la relación trans e intersubjetiva en una comunidad, deba ser puesta bajo la égida de la diacronía, produciendo un lugar de encuentro que se funda sobre impases. Este se propone con transferencias laterales, nómadas, a partir de singularidades.
El francés Patrick Gueumard introduce la discusión: Con ese tema, paradójicamente, entramos en los Estados Generales - es un comentario respecto a las salvas de aplausos que los lectores provocaron. Dice que ya pasamos del estado de denuncia, podemos ahora pasar a intercambiar nuestra historia común. ¿qué instituye el psicoanálisis?. Las instituciones; la subversión del psicoanálisis; la relación de la feminidad con el pensamiento psicoanalítco (cuestión que había sido introducida por Joel Birman), teniendo por ejemplo, por un lado a Anna Freud que reprimió la cuestión de la feminidad y, por el otro a Marie Langer que, como sabemos, trabajaba en el sentido contrario. Luego de esta introducción de las discusiones, no fue por casualidad que se pasó la palabra a otra mujer de incuestionable importancia en la historia de la institución psicoanalítica: Hélna Beserman Vianna.
Ella retoma su libro, cita a Margareth Wilfert - la primera mujer en frecuentar las "Reuniones de los miércoles" -, y pide permiso para leer la carta que acababa de enviar a Otto Kermberg, el actual Presidente de la IPA, que lee en inglés: Es su carta de dimisión, con lo que sella, en acto, el discurso de los Estados Generales del Psicoanálisis de esa tarde de domingo.
Un colega da Colombia interviene, entonces, para denunciar la fractura de su Pais lo que impone a los psicoanalistas colombianos una situación bien diferente de la de Brasil y Argentina.
Con un discurso contrario al momento, un colega de la IPA de Zurich critica: aquí estamos asistiendo a un ritual: primero, parece que Rio de Janeiro está más cerca de Paris que Zurich; según, parece hay un diablo, se llama IPA, y, tercero, hay un solo dios: Lacan!. Y continúa: pero hay muchos psicoanálisis! Razón para proponer modificaciones en la IPA, como: abolición del didacta, instalación de una supervisión institucional etc.
Y entonces otro brasilero, Ignacio Gerber de la IPA de Sao Paulo, interviene anunciando el resultado de una investigación hecha en Brasil sobre el perfil de la clínica psicoanalítica, patrocinada por la ABP. A ella habían respondido setecientos colegas que demostraron cierto pudor para hablar de la clínica [por los resultados de la investigación leidos, es posible desprender que se restringió a psicoanalistas de la IPA]. Había quedado patente que hay dos "públicos" para la clínica psicoanalítica: los candidatos y un universo más amplio, constituido por estudiantes de psicología, psiquiatras... Los honorarios cobrados serían totalmente diferentes conforme a eos dos universos. Para los candidatos ("trainers"), solamente cincuenta por ciento de sus ganancias provienen del universo "psi", puesto que los didactas tienen toda su práctica clínica volcada a ese mismo universo - interno.
Observa que la crisis del psicoanálisis hoy en día ocurre por causa de un agujero en las propias bases de esa pirámide.
A su discurso se asocia otro brasilero, Carlos Castellar. Retoma la cuestión de, qué instituyó la asociación psicoanalítica. Sugiere que, en Brasil, es necesaria una reformulación general, pues hay que preparar terapeutas para que trabajen dentro de las instituciones que huyen de los patrones tanto de la IPA como de la nueva IPA lacaniana. Evalúa que hace diez años atrás, los consultorios estaban llenos de pacientes y que los psicoanalistas viajaban, pero eso ya no ocurre. Entiende que hay que conseguir sostén del seguro de salud, para que paguen las curas. Una propuesta prioritaria sería volver a la práctica de la grupoterapia de fundamentación psicoanalítica (sic), que la IPA prohibió.
[En efecto, sabemos cómo esa práctica, generalizada en la década de 1970, era importante en la receta de un analista didacta. Hay toda una generación de analistas que se resiente por la falta de eso. Las dos últimas intervenciones demuestran, también, que aun hay analistas en la IPA que entienden que el psicoanálisis se restringe a la IPA: uno toma el resultado de una investigación hecha en la IPA, como representativa del psicoanálisis en Brasil, y el otro todavía espera la luz verde de la IPA para ejercer determinada práctica como psicoanalista. Tampoco puedo dejar de comentar, que ambas palabras exponen a cielo abierto la enrejada máquina de hoy en la IPA, donde los didactas no acompañan la evolución del psicoanálisis que, hace mucho, fuera de la IPA, se adaptó a la nueva realidad sin, por ello, perder su rigor o su propuesta revolucionaria. Sabemos, como trabajadores de la salud mental, que no es necesario hacer grupo para que, en una institución, el psicoanálisis pueda estar al alcance de muchos, y que como aun nos atenemos al legado de Freud - con el auxilio de la lectura que Lacan hizo de sus textos, por ejemplo -, más profundizamos en el propio psicoanálisis. Y ciertamente no es con otro tipo de terapia que eso podrá ser alcanzado en el futuro].
Después de las palabras de Carlos Castellar, otro colega intervino para decir que las instituciones son necesarias, pero que deben conformarse con las otras instituciones que existen en el país. En respuesta a eso, otro colega dice que la institución como mal necesario es una mentira necesaria contra la cual se incluye el deseo del analista. Observa que hoy nos encontramos en las "redes" y ya no en las "instituciones". En estas últimas habría un crédito insensato a las palabras y, en contrapunto, un deseo de no usar la palabra.
Laurice - otra colega nuestra brasilera - expone sobre el trabajo que Etchegoyen instituyó, durante su gestión en la presidencia de la IPA,. una serie de graves problenas se encontraron en una comisión de ética en Brasil, que acarreaban la propuesta de modificación de los estatutos. Pero el actual presidente de la IPA destituyó todo ese trabajo y lo redujo a un problema de incompatibilidad de caracteres entre dos grupos de la IPA. Una denuncia más, esa tarde de domingo.
Entonces, otro colega de la IPA, del Peru, observa: nosotros somos responsables de someternos a un grupo de personas que quieren aparentar una democracia, y apuesta a que el movimiento generado por los Estados Generales producirá un sentimiento de libertad interna indispensable para el ejercicio del psicoanálisis. Agrega que un analista debe ser capaz de reconocer la diferencia en relación a otro analista y respetarlo. En respuesta al colega de Colombia, que intervino al inicio de la discusión, propone que América Latina tiene más identidad de lo que se cree.
Otro colega hace un paralelo entre la masonería y el comité secreto de la IPA que redujo el psicoanálisis a un ritual.
Estes dos últimos colegas defendieron, cada uno, una propuesta contraria: el primero entiende que los Estados Generales del Psicoanálisis no deben desembocar en la creación de una nueva institución, lo que no quiere decir que el movimiento deba detenerse, al contrario, entiende que la creación de una nueva institución llevaría al fin del movimento. El segundo colega, al contrario, entiende que hay que crear una nueva institución en la cual nos reconozcamos como colegas, tal como los masones que se identificaban a partir del diálogo: "¿Eres un franco masón?" "Mis hermanos me reconocen como tal". Sugerió entonces que creásenos una institución en la cual nos encontremos como cómplices de un asesinato inaugural.
[Desde el inicio del Coloquio, volvía siempre el tema freudiano del asesinato necesario - del padre. Aqui surge para sugerir un acto inaugural conjunto, cuya cómplicidad es necesaria para asegurar las instancias institucionales y la convivencia en la estructura que la institución representaría].
Annelie Stern interviene entonces para, traer una vez más, su testimonio como psicoanalista, cuando fue deportada a Ausschwitz, en noviembre de 1944. Relata que en esa época era responsable de la distribución de la comida y cuando cumplía esa tarea, divulgaba el trabajo de Sigmund Freud. Con eso promovió más de un sueño entre sus colegas desesperanzadas. Un dolor representaba al campo de concentración, en el cual una luz se imponía, y gracias a la posibilidad de soñar, de agarrarse de esa luz, hubo sobreviventes. Con eso ejemplifica la función del psicoanálisis y uno de sus papeles fundamentales en el contexto histórico pasado, y tal vez, futuro.
Luego de los trabajos del domingo, la organización del Coloquio invitó al ex-embajador de Chile bajo Allende, Armando Uribe, a la presentación de uno de sus trabajos: "El fantasma dictador", resumen de su último libro El accidente Pinochet. Sus palabras se dirigían a psicoanalistas, o sea, a los que podían oir lo que tenía que decir, sabiendo que "hay un pequeño Pinochet en cada uno de nosotros" (sic). Además de eso, Armando Uribe intentó traer una genealogía del terrible personaje chileno. De sus palabras, lo que más interesó a esta relatora fue una pequeña observación así anotada por ella:
Hay países que tienen consciencia histórica, como los países europeos (la evaluación es del autor chileno), al paso que hay países en que no hay esa estructura milenaria y por eso pueden privilegiar un conciente colectivo y un olvido igualmente colectivo. ¿Porqué me interesó eso?. Porque contrapone lo colectivo a lo histórico, donde lo colectivo es un movimiento de pereza en el cual las identificaciones [imaginarias] - tan bien estudiadas por Freud en 1921 - sólo sirven para negar la propia referencia histórica. Al contrario de eso, lo histórico implica una estructura donde cada sujeto puede encontrar sus identificaciones y raíces y que sólo puede darse, por lo tanto, cuando no olvidamos. Freud también descubrió eso.
Armando Uribe parte, en su análisis, de un poema épico chileno del siglo XVI, analizando cada una de sus estrofas y asociándolas con el comportamiento del chileno que, así, encuentra una justificativa para sus actos, o sea, no como sujeto en la historia, sino como identificado a un comportamiento.
Mañana del lunes 10 de julio 2000: La relación del psicoanálisis con lo social y lo político.
Quien presentó el tópico a debatir fue el argentino Gilou Garcia Reinoso ubicando, por así decir, la inscripción de la frase de Freud que hace homenaje a Charcot: "Charcot era capaz de mirar el mal y no quedar ciego por eso". Propuso discutir la relación del psicoanálisis con las leyes de la ciudad, así como el hecho de que los Estados Generales del Psicoanálisis surgieron del malestar en el psicoanálisis oriundo de las barreras que separan las instancias institucionales, cada una volcada sobre sí misma. Citó también a Todorov: "Entre el monólogo y la guerra prefiero quedar con el diálogo".
A partir de allí, presentó el tema con respecto a la relación del sujeto con el Otro. Esta relación se instituye con el discurso del amo, es así que el sujeto se constituye como humano, siendo el primer Otro, la familia. Via la transferencia, entonces, la propia escena de lo político implica esta constitución, donde los fundamentos subjetivos del poder, siempre abren la brecha para la pregunta: ¿cómo poder lograr capturar al sujeto?
Identificó aquí la transferencia con la hipnosis y el movimiento de pereza. La diferencia se introduce por la posición del analista - es nuestra tarea. Pero en la institución, el trabajo de desidentificación es difícil, pues la transferencia se prolonga. Lo ejemplifica con su propio caso: En 1971 se forma en la APA/IPA que ya cursaba en 1969 cuando hubo una llamada a un congreso en Brasil, sobre violencia y agresión. Cerca de la fecha del evento, sin embargo, el proyecto fue deshecho por amenazar el orden vigente. Dos propuestas surgieron: cambiar el tema o cambiar el lugar, y lo que fue cambiable fue el tema, mostrando que soportamos los dictados de la política del poder. Gilou Reinoso sostuvo entonces que cada un tiene su responsabilidad en eso. Y lo que agregó, lo resumo a continuación:
Estamos vivendo hoy un mito de la unidad, a través de la propaganda de una "aldea global". El poder político toma en cuenta el amor, el temor y la creencia, como la transferencia. El psicoanálisis debe sostener la tentativa de recuperar una parcela de poder instituyente que se distancie de la pereza, para permitir el ejercicio del deseo.
Estamos vivendo un extremo desamparo social, donde la sociedad que excluye, parece desear la muerte de los excluídos, en lugar del Otro mortífero. A su vez, el hecho de no tener lugar en el Otro, hace entrar a los excluídos en un círculo maligno de destructividad. Eso se repetió múltiples veces en ese siglo de psicoanálisis. Cuenta dos ejemplos:
1) del preso que es libertado despues de pasar por todos los infortunios. Es atendido, entonces pide disculpas. Un dia es encontrado muerto en el río. En la casa, hay inscripciones en la pared con alabanzas a los militares, como si hubiera sido mortalmente abrazado por el poder del Otro mortífero, en ese suicidio narcisista.
2) Los desaparecidos de Buenos Aires, negados. Recuerda la frase de Vidoa: "No hay ni vivos ni muertos, no hay desaparecidos", haciendo desaparecer a los desaparecidos. Quien interrumpe el silencio son las madres que, originalmente fueron llamadas "las locas de mayo". El psicoanálisis está allí para sostener ese trabajo cuyo paradigma es el de las abuelas buscando recuperar a los niños secuestrados para transmitirles su historia.
Es la función del psicoanálisis en lo social y en lo político, no permitir que se excluya al sujeto del orden del derecho. Para finalizar, citó a Maurice Blanchot: "Yo no sé, pero sé que habré sabido", [o sea, siempre hay algo que no puede inscribirse en el saber, pero es preciso poder inscribir allí lo que se escribe].
Luego, Hélna Beserman Vianna comienza también sus palabras citando, en esta fecha a, Raymond Aron: "El espíritu libre no puede pasar sobre los acontecimientos y cernirlos con una mirada indiferente". Y retoma entonces el lugar del psicoanálisis frente al discurso del capitalismo observando que el lenguaje de los mercados hoy en dia, tiene poder incondicional y absoluto, sólo teniendo a la vista el lucro, de forma que la globalización - también citada por Reinoso -, es una realidad sólo para el capital (conforme J. Habermas). Dice que los habitantes del mundo- de los cuales, cincuenta por ciento en América del Sur -, inmersos en la desigualdad social, aguardan la expansión de espacios democráticos y éticos.
Para pensar el lugar del psicoanálisis frente a eso, retoma el tema ya antes tratado de que hubo un torturador en la IPA, y hasta hoy la IPA no dió una solución explícita del caso, aun después de veinticinco años. Observa, con Nelson Rodrigues, que lo obvio tiene que ser siempre repetido. Y a la pregunta: ¿podremos separar el pensamiento psicoanalítico de la ética del ciudadano?. Responde: el psicoanalista, cuando es solicitado, debe tomar partido en la política; no quedar indiferente a los impases; participar, en los límites de su conocimiento, de la vida social y política de su país y del mundo. Con Umberto Eco observa: la alienación política y social es peor que un tonto, es un desperdicio. Retoma el trabajo del grupo "Pro-ética" contra las distorsiones y falsificaciones y observa: conjugar subjetivismo con objetividad es quedar libre para hablar y pensar. Si quedamos sólo en el subjetivismo y en slogans abstractos, se pierde. De igual forma que Reinoso, entiende que somos responsables por lo que no hacenos. Por eso, a pesar de que el analista debe separar lo que es privado de lo que es público, él no debe omitirse de lo que es público. Pues el psicoanálisis no puede esquivarse, en nombre de su neutralidad, de la ética pública. Propone una interlocución con otros campos del saber para disminuir las desiguldades sociales en todos los continentes. Termina sus palabras citando a Baldwin: no todo lo que se enfrenta puede ser modificado, pero nada puede ser modificado si no se enfrenta.
No me fue posible asistir al informe de la lectura de Esteban Ferrandes Miralles, de España. Pero pude estar presente en el de Regina Orth de Aragon, de Brasil, que tejió sus comentarios en torno a la cuestión de la clínica y de los nuevos síntomas, haciendo la pregunta sobre el lugar del psicoanalista fuera del espacio clínico, principalmente educacional. O sea, se preguntó sobre el trabajo psicoanalítico fuera del consultorio, ctuando en el espacio social: como el trabajo psicoanalítico puede permitir una reconsideración de lo colectivo, ¿de qué forma?. Para responderlo defendió la necesidad de una reinterrogación del psicoanálisis además de una compadrazgo [la expresión utilizada por Regina fue: sufrir con el otro].
En esta misma dirección humanista, S.Pena definió: al psicoanálisis como una ciencia humanista, razón para que no este libre de valores ni de ideologías. Distinguió el hecho de que el medio social y político tienen impacto sobre las sesiones como cambios ambientales y el hecho de que el analista no deba usar sus creencias para un adoctrinamiento.
Carlos Castellar coordinó los debates. El primero en intervenir se presentó como filósofo y universitario. Dijo que hace veinte años el psicoanálisis produjo efectos sobre los filósofos, citó Foucault y a Deleuze. Preguntó entonces si la filosofia era oida por los psicoanalistas. El segundo a intervenir dijo que hay una dificultad del psicoanalista para encontrar su lugar en el campo social pues, el saber a inventarse siempre, está en el campo de la cura - ¿cómo ligarlo al campo social propiamente dicho?. A esas preguntas se asoció la brasilera Denise Maurano: ¿exactamente, cuál es la ética de que hablamos? Intervino entonces una colega que era de la IPA de Sao Paulo hasta aquel momento, observando la importancia que da la fidelidad a la lengua del diván (sic) que frecuentó. Esto le daba razones suficientes para permanecer en la IPA pues fue muy ayudada por cierto número de colegas en SPP. Pero ahora, después de oir a Hélna Vianna, decidió no ser más buenecita (sic), en aquel momento renunciaba a la IPA pues ya no creía más que ello implicaría que estuviera desertando al ir a trabajar en otro lugar.
Comienzan entonces algunos testimonios sobre trabajos hechos fuera de los consultorios:
Otra brasilera trajo su testimonio sobre un grupo de rap en la periferia de Sao Paulo, donde trabajaban. Testimonia que los miembros de ese grupo no hacen un llamado al padre sino a los hermanos, pues son excluídos y crean un lugar juntos, entre ellos. Es como hacen valer al padre, a través de los hermanos. Otro colega observó que para poder trabajar con las Madres de la Plaza de Mayo y con los guerrilleros en San Salvador, fue necesario una libertad doctrinaria, razón para estar de acuerdo: es preciso escuchar a los filósofos. Entiende que hay una potencia subversiva en el psicoanálisis pero que es preciso estar atento: el psicoanálisis no va a mejorar mucho el malestar en la cultura. Otra interlocutora más, después sobre una atención social fundada por ella.
Entonces, entusiasmado, un colega comparó a los Estados Generales del Psicoanálisis con un mayo francés, haciendo referencia al movimiento argentino.
De todos los testimonios de esa mañana del lunes, quizás el que más conmovió a todos los presentes fue el de un colega austríaco que intervino despues de las palabras de una norteamericana, psicoanalista y socióloga, según la cual es muy difícil pensar la sociología sin hacer referencia a "ellos" y "nosotros" [o sea, los excluidos y nosotros, que nos vemos como incluidos]. El colega de Austria dijo que allá, los psicoterapeutas se están comiendo a los analistas y el producto de esa comida es ofrecido a los pobres de espíritu. Por ya no saber que hacer ante esa situación, literalmente, pidió auxilio a los Estados Generales.
[Lamentablemente no me fue posible asistir a la segunda sesión de la tarde, sobre Psicoanálisis y arte, literatura y filosofía. Pero pude estar presente en la Conferencia de Jacques DERRIDA, a las 6:30 p.m. del lunes]
Lunes, a las 6:30 p.m.: Conferencia de Jacques DERRIDA.
Por más de dos horas, el filósofo francés Jacques Derrida demostró - en acto - la importancia de la conexión del psicoanálisis con la filosofía, o sea, analizó, como filósofo, un texto freudiano (y su interlocución) para pensar dos interrogantes del mundo actual: la cuestión de la soberanía y la cuestión de la crueldad. Los textos analizados fueron la correspondencia de Freud con Einstein, sobre la guerra. Como esperamos la publicación de su conferencia, a continuación les va un resumen de las notas que pude hacer, ciertamente fallas ante la riqueza de su articulación.
La cuestión que orientó la conferencia se refiere a lo que el psicoanálisis tiene que hacer, hoy, o sea, en el mundo actual. Y la primera respuesta de Derrida señala la tensión entre resistencia y revolución. Propone una serie de tres revoluciones: la francesa, la psicoanalítica y la técnico-científica, no sin observar que, por un lado, siempre hay una revolución en otra revolución y, por otro, hay un fracaso en el psicoanálisis. Si hoy estamos en la era de world wide web, los Estados Generales del Psicoanálisis podrían presentificar esa segunda revolución en la tercera (la de la www que representa aqui la revolución técnico-científica). Para pensarlo, Derrida asocia estos Estados Generales con los de la revolución francesa. Para eso, pregunta: La jerarquía supuesta en 1789 como verificación del poder, ¿qué tiene que ver con lo que está ocurriendo aquí?
Pregunta: ¿quien representa aquí la nobleza, el clero, el tercer Estado del psicoanálisis mundial, y la mejora, esencialmente europea?. Dice que sentiría imaginar la equivalencia con el Tercer Estado, por un lado el clero (y aquí hace un chiste, en francés: les prêtres, los padres), por el otro, los intérpretes (interprêtes) psicoanalistas.
¿Cuál es, actualmente, la queja del psicoanálisis?. Si el Tercer Estado de la revolución francesa rechazaba hacer el duelo del soberano, ¿cuál es la causa del duelo que el psicoanális de hoy en día, rechaza hacer?. Si las promesas continúan en suspenso, ¿qué expresa la muerte?. ¿Quién es el destinatario de ese movimiento que aquí se constituye?. Y ¿de qué Escuela se autorizan los psicoanalistas de aquí a autorizarse?
Siempre hubo institucionalizaciones problemáticas. Entre los psicoanalistas hay una ausencia radical de consenso en cuanto a la técnica, a lo jurídico, a la ética, a la política. Tales como los Cahiers de doléances, conjunto de textos con las quejas que la Asamblea dirigía a los soberanos de antaño, las quejas hoy pueden concernir a lo que está fuera: los campos médicos y de los estados, la recesión de la demanda, la ideología, la biología... demostrando la incapacidad del psicoanálisis para inscribirse en la mundialización, debido a su origen europeo, por ejemplo. En ausencia de un destinatario común, los Estados Generales del Psicoanálisis tienen la tarea de instituirse como, primero y último destinatario, de sus propias quejas, debiendo producir su propio destinatario. En consecuencia, surge una nueva pregunta: ¿Habrá aquí una transferencia?. La lucha del destinatario transferencial quedó vacía y Derrida aconseja que desconfien de la autonomía y de la libertad supuesta.
El primer título de la publicación de la carta de Freud a Einstein (septiembre de 1932) fue, según Derrida, "Derecho y violencia" ("Recht und Gewalt") [- binomio que introduce, efectivamente, las articulaciones freudianas sobre el tema propuesto por Einstein (cf. tercer parágrafo de la carta de Freud)]. En efecto, ya en Kant no hay derecho sin la posibilidad de coerción, fuerza y derecho están siempre juntos. [El derecho es, dice Freud, el poder de una comunidad y la única diferencia con relación a la fuerza que un indivíduo utiliza para empujar a otro es que, en este caso, la fuerza no es más que una, pero de la comunidad. La soberanía distingue a los poderosos de los subordinados, dice Freud, y el derecho es hecho para los poderosos - lo cual implica nuevas tensiones. Para un alejamiento seguro de la guerra se requiere que los hombres se unan en pro de una violencia central (Zentralgewalt), que empuja todos los conflictos. Pero también esa autoridad así instituida suele constituirse con la fuerza. Una sola excepción sería la soberanía producida por la cultura, a partir del poder de la comunidad, ante la cual las fuerzas pulsionales se debilitan].
Einstein, en su carta, espantado ante la voluntad para la guerra, sugiere la existencia de una psicosis de destrucción. Freud teoriza aquí la pulsión de dominación, más allá del principio del placer. Si la pulsión de poder es más antigua, ninguna política podrá anularla.
Derrida entonces saluda a los Estados Generales del Psicoanálisis e introduce una nueva pregunta: ¿qué hay trás la escena de este teatro?. Propone un autoanálisis de los Estados Generales, y que éste comience con una cuestión de principios; el psicoanálisis cuenta con prinipios. Interroga sobre las formas inéditas de la crueldad a las cuales el siglo XX asistió. Propone un màs allá de la pulsión de muerte, o sea, una pulsión de poder performativo (de prueba) para organizar lo simbólico [freudianamente, sólo pude acompañar a Derrida aquí, entendiendo la posibilidad de que Eros empuje, una vez más a la pulsión de muerte, con la intención de unir a los que aquí se sintieron convocados en pro de un acto performativo de llamado, como él mismo dijo. Particularmente, no logro concebir la idea de un más allá de la pulsión de muerte en el sentido freudiano del término, de igual manera que Lacan puede decir que no hay Otro del Otro]. Si hoy en dia hay soberanía del Estado, es evidente que, por transmisión da Europa, los Estados Unidos de América son los únicos en mantenerla. Cita a Walter Benjamin y su texto "Zur Kritik der Gewalt", que atañe al derecho soberano de castigar con la muerte - veáse la pena de muerte hasta hoy en los EUA. Para corroborar aun el texto de Freud, cita los horrores de la Primera Guerra cínicamente justificados en nombre del patriotismo.
Derrida formula: el psicoanálisis es tan imposible de apagar como mortal. Y asociando una vez más este momento con el de 1789, pregunta: si quien convocó los Estados Generales en el 89 fue el rey y entonces, con los Estados Generales él fue muerto, imponiendo el fin del poder soberano, ¿quién es hoy, el rey que se está suicidando? - pregunta que quedó en el aire, sin explícita respuesta, de manera que cada un puede dar la suya. Promulga el derecho del hombre al psicoanálisis. A partir del texto de Freud señala que la revolución psicoanalítica, con un siglo, tiene por función combatir la crueldad con un combate indirecto, debido a que sabe que la crueldad es indestructible. Con Freud observa que el psicoanálisis no tiene como cuestionar, o desvalorizar, la crueldad, pues sabe que siempre estuvo allí. Frente a eso, cabe una última pregunta: ¿de qué manera el psicoanálisis se sitúa éticamente fuera de ello? [particularmente considero que aquí el psicoanálisis debe poder responder al filósofo] y él intenta responder a eso: la tarea para el mañana implica un acto - constatativo - sustentado en el saber teórico y descriptivo, y un acto performativo: debe hacer lo que pueda. El psicoanálisis puede tomar en cuenta la totalidad del saber, inclusive las mutaciones técnico-científicas y, con eso, no se trata solamente de saber, sino sobre todo, de reinventar las normas del psicoanálisis, en cada contexto: del mercado, del campo político y jurídico, en el horror de los genocídios. Entonces es preciso poder hablar siempre, a partir de un corte que siempre estará allí. "Yo puedo", como acto de fundación de la tarea del psicoanálisis pondrá entonces, siempre en marcha tanto al acto constatativo como al performativo.[No fue pues pequeña la tarea que el filósofo atribuyó a los psicoanalistas en estos Estados Generales del Psicoanálisis].
Mañana del 11 de julio de 2000: La relación del psicoanálisis con el derecho, las neurociencias, la biología y la genética.
[Habiéndome atrasado, comencé a seguir las discusiones a partir de las palabras de Amy Cohén de Francia, no pude pues asistir a las palabras de René Major]. Amy Cohén observa que la concepción del lenguaje es diferente para biólogos y psicoanalistas. Pero esas diferencias no impiden que haya posibles intersecciones entre los diferentes campos. Por ejemplo, la cuestión del injerto y del transplante, que implica una transferencia de un órgano a otro, atañe la cuestión del self y del no self (sic), haciendo frente a lo externo y a la cualidad de sujeto que somos.
Athanase Tzavaras, de Grecia, inicia sus palabras de forma burlesca, diciendo que es necesario que seamos buenecitos con los otros, debiendo apretar las manos de los neurocientíficos y comenzar una nueva vida. Pero observa que los textos que leyó eran más bien pesimistas, en cuanto a una posible relación entre el psicoanálisis y las neurociencias, en la medida en que los conceptos y lugares de trabajo son híbridos. Considera que, cada un con su método va a llegar allá, tanto los neurocientíficos como los psicoanalistas.
Es de la opinión de que los psicoanalistas tienen un complejo de inferioridad desde la época de Freud. Intentan probar que el psicoanálisis es una ciencia canónica, como la física, pero ni los propios científicos saben ¿qué es la ciencia?, a pesar de pensar que lo saben. Se basan en una filosofia espontánea, que vale también para los psicoanalistas. Pero hay bastante tiempo, por lo menos en los países anglosajones, la formación filosófica de base es nula.
La cuestión, dice, es que las teorías científicas tienen un problema con las metáforas. Los psicoanalistas están más o menos advertidos en cuanto a la metáfora. Pero las ciencias cognitivas, la inteligencia artificial, las neurociencias no tienen idea de lo que es deseo, se comportan, quieren, por no saben qué es una metáfora. Así, terminan por mantener un discurso esquizofrénico respecto a eso. Quieren comer todo y terminan comiendo al propio texto del menú. Es el caso, por ejemplo, de una pareja con sesenticinco años de casados, que llega a un abogado pidiéndole el divorcio. Y ante la sorpresa y pregunta del abogado, responden: esperamos hasta que nuestros hijos murieran para no traumatizarlos.
Georg Christoph Tholen de Alemania quiere hablar de la ley. Dice que no hay necesidad de una garantía institucional para el psicoanálisis. Cita el texto de 1914 "La historia del movimiento psicoanalítico" en que Freud situó al psicoanálisis entre la ciencia humana y empírica. Pregunta: ¿en qué consiste la ley?. En la IPA, por ejemplo, la metapsicología dió lugar a una mixtura del discurso jurídico y el psicoterápico, por una autoinmunización y por un "juridismo", dejando atrás las propias leyes del psicoanálisis. Entre ellas, la de la interpretación de los sueños que permitió a Freud revocar una ley médica según la cual un sueño es una enfermedad o un malfuncionamiento. La ley que Freud introduce es que en el sueño, el deseo debe ser satisfecho como si fuese una necesidad.
La ley del psicoanálisis es que hay una alteridad inconcebible, ya abordada por Freud en 1895 con la noción de Nebenmensch, cuya presencia es la propia pérdida que estructurará al sujeto.
Otra ley del psicoanálisis es la del complejo del destete - el término por él utilizado en alemán es Entwöhnungskomplex -, que él ejemplifica con el hecho de que la niña debe renunciar a lo que jamás tuvo [lo cual ciertamente remite más bien al complejo de castración, no? De cualquier manera, es interesante notar que el mismo analista que se preocupa en precisar la noción intraducible de Nebenmensch, confunde el complejo de castración con un complejo que no se sabe muy bien de donde salió...!]
Otra ley, sería la ley simbólica sostenida por la función paradójica [sic] del padre. Sitúa el fin del comunismo en el rompimiento con el Padre Nuestro y termina sus palabras citando a Pierre Legendre quien denuncia las actuales promesas de felicidad. Denuncia, finalmente, un vaciamiento de la función paterna debida a la expansión del imaginario en el registro técnico y biológico.
El colega Sergio Benvenuto, de Italia, anuncia que sus palabras no reflejarán el pensamiento de la mayoría de los presentes y que no considera que somos una comunidad porque hablamos tantos lenguajes diferentes... Dice que el psicoanálisis resistió la objetividad científica de la lengua inglesa pero, ejemplifcando con un caso que se benefició del uso de antidepresivos, cree que debemos agradecer a los neuropsiquiatras. Es preciso cultivar la gratitud en vez de quejarnos, como lo denunció Derrida.
Hay tres movimientos en la actualidad, según él:
1. la anglo-americanización;
2. la globalización, que es la anglo-americanización al cuadrado, y
3. el capitalismo, la ciencia y el liberalismo.
Los psicoanalistas van contra eses tres poderes, dice. La ciencia trae mucho placer pero también mucho sufrimiento, véase Hirochima y Chernobil. Pero los psicoanalistas tienen dificultad en reconocer el poder que esa trinidad tiene, de traernos bienestar y goce, quizás porque ese poder también nos humilla. Pero esa dicotomía es propia de la democracia y el psicoanálisis es efecto y causa de la democracia. La propia vida sexual es difícil, porque es difícil admitir como requerimos del otro.
Freud no tenía nada contra la 'anglización', pero tenía la idea de que el psicoanálisis es una ciencia objetiva del sujeto. El apostó a algo simple: el significado subjetivo que alivia el sufrimiento neurótico.
Termina sus palabras preguntando, con referencia a la conferencia de Derrida: que rey aquí es magnicida? ¿René Major? ¿El psicoanálisis?. Quizás la experiencia psicoanalítica sea un goce para muchos, pero el psicoanálisis tiene una deuda con el mundo moderno donde es tan difícil sobrevivir sen lamentaciones o quejas.
Entonces interviene Jean-Jacques Moscovitz, de Francia, y propone dos frases de Freud como inscripción: "El primer deber del viviente es el de soportar la vida" y "Responder a un insulto, a través de armas, es del orden de la barbarie, quizás con palabras... la civilización". Observa que Freud sacó la medicina del campo de lo biológico, y la llevó a lo peor: en Ausschwitz eran los médicos quienes hacían la selección.
Llama la atención un cambio en el código penal francés, ocurrido en 1994: el crimen capital ya no es el parricidio, sino el crimen contra la humanidad. Esto introduce una cuestión: si el crimen contra la humanidad se define como el atentado contra toda una generación y cultura, la destrucción está prohibida pero permanece la pregunta: ¿de qué forma es posible que el parricidio no sea capital si, en principio, éste atenta, justamente contra toda generación y cultura como lo demuestra el psicoanálisis?. El crimen capital ya no es uno solo contra otro solo, sino el crimen de lo colectivo. Moscovitz capta aquí, el límite de cierta nada (néant) y entiende que el derecho debería tener que ver con el psicoanalista.
Retoma los procesos de Nuremberg y observa que los crímenes de los médicos que hacían experiencias con los seres humanos no se juzgaron en el gran proceso, sino en el pequeño. Hasta que punto ésto no continúa, de forma que podamos decir aun hoy, que el genocidio continúa. Este está disfrazado bajo la alusión de términos, juicio a los que quieran destruir una generación y una cultura.
Con ello, comienza el debate.
Un colega colombiano es quien toma la palabra, denunciando una guerra civil que ya lleva cincuenta años, y una intervención americana iniciada este mes. Convoca a los psicoanalistas a ayudarlos a simbolizar, para que no se vuelvan locos.
El colega brasilero, Mario Pereira, asocia los crímenes contra la humanidad disfrazados pero actuales, con la miseria. Otro colega brasilero, Rubens Coura, observa que es imposible para él, estar agradecido con el mundo moderno, porque éste es el responsable de la captura y la fascinación del discurso médico. Sugiere que en Brasil, el psicoanálisis es una mercadería y que esa mercantilización empobrece al psicoanálisis [pero muchos otros testimonios de los Estados Generales ya demostraron que en el psicoanálisis de Brasil hay grandes riquezas, con múltiples prácticas que enriquecen hoy su teorización]. La sesión se interrumpe.
Tarde del martes, 11 de julio de 2000: Perspectivas.
Otra brasilera, Caterina Koltai, es quien toma la palabra conclusiva, en lo que será seguida por algunos. Señala que hay tres sufrimientos en la América Latina: la miseria, la dictadura y las fallas de psicoanálisis. El psicoanálisis debe ir más allá de lo politicamente correcto y el analista no puede darse el lujo de no querer saber nada de lo que está ocurriendo en torno a él. La falla de psicoanálisis se refiere al hecho de que aun hay analistas que dejan de atender a alguien que no pueda pagarle, enviando a dichos sujetos a los analistas principiantes, cuando, en el fondo, requerirían de alguien con experiencia. Otro síntoma de falla del psicoanálisis es la dificultad para hablar de la clínica. A pesar de no pertenecer a ninguna institución, cree que son necesarias. No como mal, sino como lugar donde se pueda hablar de la clínica, con sus pares. Si ello no significa entrar en una secta, como en un poder totalitario. El hecho de que haya múltiples instituciones corresponde a la división, tal como es necesaria para el propio sujeto en el psicoanálisis. Entiende que las instituciones deben volverse más democráticas, creativas y productivas, para que cada uno pueda afirmar en ellas, su singularidad a partir de su propia experiencia, y entonces pueda reconocerse. Entiende que ésto también implicaría una pluralidad teórica en las instituciones. La democracia, enseña, que el lugar del poder se deja vacío.
Considera que la existencia de instituciones, facilita la internacionalización, pero no en el modo de la sede y sus filiales, sino como los Estados Generales, donde cada analista, de cualquier lugar del mundo, puede tomar la palabra. Los analistas cuando tienen ideas y transferencia no conocen fronteras geográficas. Considera que cada vez más el diálogo entre el nuevo y el viejo mundo aumenta y acoge al extranjero.
Theodore Jacobs, de Nueva York, consideró que lo más significativo del Coloquio fue la postura moral de sus participantes, contra el mal. Normalmente, vía los psicoanalistas que toman una postura "neutra". Dice que requerimos mucho de esa nueva actitud en el psicoanálisis, para despertar la conciencia del mundo hacia los impulsos asesinos que existen en el interior de cada uno, ya que el hombre es fundamentalmente agresivo (sic). Considera que no debemos demonizar a los otros sin mirarnos a nosotros mismos. Razón por la cual no esta de acuerdo con la reacción de la platea frente a las palabras de su colega americano (en la mañana del domingo).
Dice que en los EUA hay una especie de crisis en el psicanálisis, éste se contrajo. Pero eso también le dió un renacimiento, ya que no eran tan eficaces como podían haber sido. Dice que aun hay mucho que aprender sobre cómo volver nuestro campo más eficaz, ya que el público americano comenzó a darle valor a la eficacia de la terapéutica.
Saul Peña Lima se levanta contra la destructividad social y política, disfrazada bajo la forma del desarrollo y que sistematiza los crímenes que amenazan a la humanidad. La crueldad, libre de restricciones, marcada por moralismos e identificada con la autoridad divina es una patología mucho mayor que toda patología somática, de los sanatorios del mundo, es una perversión.
El analista debe ubicarse éticamente en cuanto a eso, o sea, responsabilizarse por el destino. Ya que en psicoanálisis, se actúa por vía de levare, aunque no deja de actuarse por vía de porre, aun si el psicoanálisis, como ciencia conjetural, se interesa más por los conceptos que por las leyes. Responde al colega americano que si bien, la autocrítica es la mejor crítica, eso no implica que la crítica de los otros no sea tan buena.
Para él, nuestro encuentro tiene un significado, una transcendencia histórica. Que todos los analistas sostengan la libertad, que todos puedan escoger esta o aquella institución, y que jamás se consideren los dueños de la verdad absoluta, son sus votos para el final de este encuentro diferente. Dice que es importante lo que haremos con este Coloquio en nuestra historia.
Silvia Fendrik, de Argentina, se refiere al comienzo, a la intervención de Caterina Koltai. Luego pregunta, partiendo de la conferencia de Derrida: ¿de qué nos quejamos?. De la imposibilidad de dar respuestas, del narcisismo de los psicoanalistas, de la falta de dinero. Con eso nos resistimos a decifrar desafios, señala. Dice que el psicoanálisis debe saber hacer con la cultura de nuestra época, y no quejarse de ella. Dice que sentió la falta de un debate sobre la sexualidad y la crueldad en las instituciones, y observa: la máxima expresión del odio es terminar con la sexualidad y la máxima expresión de la crueldad es la indiferencia.
Luego las palabras de Chaim Katz, otro brasilero. Pone en tensión el deseo de un ideal de unidad, versus el deseo de la diferencia. Ese deseo de la diferencia, viene desde el Moisés de Freud que describe al fundador del judaismo como no judio. Este es su lugar: radicalmente otro, y ese es el lugar del psicoanalista también.
En el mundo de hoy se requiere que el psicoanalista cree, para hacer frente al hecho de que cuando el hombre está en el horror, no puede pensar. Y eso tiene sus variados matices, que se extienden hasta la nueva política eugénica, o sea, la asociación entre el proyecto del genoma y la segregación económica. Pero, en este momento, aqui, estamos menos desamparados, debido a este encuentro en los Estados Generales.
Y entonces, Michel Plon toma la palabra para proponer: la creación de una revista cibernética permanente, con el objetivo de constituir una comunidad de investigación, libre, y con suscripción anual. Esta propuesta se vota en la plenaria y es aprobada por los presentes.
Aparecen otras propuestas, la de los Estados Generales permanentes y la de otro encuentro, dentro de dos años. No se votaron, quedando abierto el futuro de los Estados Generales del Psicoanálisis.
3. Algunas conclusiones personales.
Fue de gran importancia para esta relatora, haber tenido la oportunidad de participar en este Coloquio, el acontecimiento. Quedó patente que, en términos de Psicoanálisis, Brasil es hoy una referencia en el mundo, no sólo por el número de participantes (según la estadística divulgada en el local, del total de participantes un sexto eran brasileros, o sea, 210 personas), sino por las preguntas que trajeron y las contribuciones a los debates. Brasil también fue citado por colegas de otros países como pais donde la convocatoria de los Estados Generales encontró gran eco, véase la frecuencia diaria de visita a la página de internet. Finalmente, la importancia de Brasil, ha sido reconocida internacionalmente, al darno cuenta de que el portugués fue una de los cuatro idiomas oficiales del Coloquio, con traductores e intérpretes en todas las mesas. Es el primer evento psicoanalítico internacional fuera de Brasil, en que esta relatora observó eso.
Si por una parte ésto no deja de ser un motivo para felicitarnos, por otra, considero que aumenta nuestra responsabilidad. Quizás, como dijo Joel Birman, porque tenemos una experiencia con la transferencia que otros países no han tenido, por habermos vivido bajo regímenes dictatoriales, o porque, como dijo otra colega, por tener una experiencia de tantos años con ese maldito triunvirato: miseria, dictadura y falta de psicoanálisis. Cuestión de gran incidencia durante todo el Coloquio, la responsabilidad de los analistas en la valorización de los otros lazos sociales frente a discursos esquizofrenizantes - como puede observar Athanase Tzavaras, de Grecia con relación al cientificismo - y al discurso del capitalista - como lo retomó Hélna Vianna en su alocución -, tanto es así, que no podemos mantenernos más en el simple campo de la denuncia, y mucho menos en la queja. Somos responsables, tanto por lo que hacemos, como por lo que no hacemos, o sea, por nuestros fracasos y éxitos, y tampoco podemos atribuirlos a un Otro institucional, en nombre de una transferencia de diván, como fue llamada, pues eso implicaría una transferencia con las instituciones psicoanalíticas a imagen y semejanza de las neurosis infantiles.
Pero para asumiir esta responsabilidad, se establecieron algunas direcciones, es esto lo que entendí, que ahora deberá ser profundizado.
En primer lugar, reafinar lo teórico. No es posible avanzar en el psicoanálisis sin tomar en consideración que se trata de una disciplina que va más allá de la clínica, como algunos señalaron, y se constituye sólidamente no como una ciencia como la física, pero al menos con un cuerpo teórico sujeto a verificación cada vez, para poderlo transmitir. La sugerencia de Shevrin, no es totalmente descabellada, es importante la creación de un cuerpo de científicos básicos para el psicoanálisis, si la asociamos a la idea de Lacan de matenializar el psicoanálisis para sostener su definitivo establecimiento en el rol de los saberes que se desarrollarán en los próximos siglos. Y ¿para quê?
Para hacer frente, justamente, a los otros discursos que no hacen lazo social, y de los cuales, la crueldad fue lo más denunciado en estos Estados Generales. Crueldad muchas veces transvestida, con la perversión que disimula sus poderes, tanto en la política y en lo científico, como en la economía, a través de la segregación y de la soberanía. La gran mayoría de los participantes ve, en el psicoanálisis, la forma más eficaz de hacer frente a la barbarie, porque el psicoanálisis toma en consideración la imposibilidad para la aniquilación de la pulsión de muerte. O sea, es por saber que existe, es por conocer su fuerza, que el psicoanálisis puede resistir siempre esto, sin renunciar al discurso de la ciencia, sin renunciar al hecho de que es una de las tres revoluciones del final de este milenio: la políticoeconómica, la psicoanalítica y la técnocientífica.
En segundo lugar, una verificación de las posibilidades para sus inserciones prácticas. En la clínica - más allá de la mercantilización -, en las propias instituciones psicoanalíticas y en las universidades, sin que una sustituya a la otra en nombre de una tentativa de reeditar una legitimación social externa al propio control que ejercen los que tienen transferencia con la causa Freudiana. De donde también la importancia de las instituciones psicoanalíticas en cuanto a los espacios que ventilan la soledad de nuestra práctica, local de intercambio entre pares y jamás, nunca más, un local de políticas totalitarias. Intercambio que ocurrirá también con la verificación de estas mismas instituciones, en las producciones escritas y habladas, en los espacios interinstitucionales e internacionales, ya que el psicoanálisis fue promulgado en estos Estados Generales, como poligeográfico, polifónico y políglota.
En tercer lugar, finalmente, el lugar del analista. Su verificación va desde el dispositivo del pase, hasta el vínculo que tiene con la ciencia, es fundamental que discutamos ¿quién es el analista?, pues aquí realmente aun no nos entendemos. Sino veamos la lista de algunas definiciones que surgieron durante el Coloquio:
- Poland: el analista es el testimonio de las personas. El primero fue Shakespeare;
- Nasio: el imperativo del psicoanálisis es: sé lo que debes ser!, el ser del deseo, asumiendo por lo tanto tu culpabilidad atribuida por un superyo que es eminentenente ético;
- Fedida: la clínica psicoanalítica es la única que puede hacer frente a una medicina absorbida por los laboratorios;
- Vanier: la propia clínica es un campo político, donde el analista ejerce a partir de sus referencias;
- Sabsay y Avemburg: el analista es el único que trabaja con la ética y la transferencia;
- Mauraño: ¿qué entendemos por ética?
- Shevrin: el analista es un amo;
- (yo misma): el psicoanálisis jamás se transmite desde el lugar del amo;
- O'Connor: la táctica del analista frente a la psicosis gira en torno de la reconstrucción;
- (?): el analista y el paciente hacen un aprendizaje mutuo;
- colega 1: la clínica es lo único que puede ser transmitido en psicoanálisis;
- colega 2: la clínica psicoanalítica no es transmisible porque se hace sólo entre dos personas;
- colega 3: la clínica es intransmisible porque atañe al objeto a;
- colega 4: más allá del análisis de una persona, hay análisis de grupo, de familia, y de instituciones;
- Katz: el lugar del analista es radicalmente otro.
De cualquer manera, profundizar la cuestión cuya dirección la señaló Erik Porge: hay una transmisión EN EL, y otra DEL psicoanálisis, hay psicoanálisis en intensión y en extensión y si hay transferencias imaginarias en las instituciones psicoanalíticas, éstas sólo son obstáculos para la transferencia real, única versión que rescata, siempre nuevamente, la reinvención del analista. Que las instituciones psicoanalíticas puedan sostenerla en lugar de impedir, tantas veces su desarrollo.
|
|