[an error occurred while processing this directive]
Sobre o livro "Santa Anorexia" de Silvia Fendrik

Juan de Olazo

Santa Anorexia/ Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1997

La idea central de este libro tiene la enorme virtud de no reducirse a un mero enfoque "psi", sino que ofrece un panorama mucho más amplio del tema, incorporando herramientas de la sociología, la historia y la antropologia. Las hoy llamadas "anoréxicas", desde esta perspectiva "no son sino un eslabón en una larga serie de mujeres que a lo largo de la historia han recurrido al hambre de su cuerpos como medio de expresar su subjetividad, y la de su época". De la misma manera que muchos de los testimonios "antiguos" que presenta el libro pueden resultar tan próximos, el lector no tardará en advertir la inquietante semejanza entre algunos tratamientos conductistas actuales y los métodos psiquiátricos que hace más de un siglo obligaban a las pacientes a comer. El método que empleó Silvia Fendrik para abordar la historia no contada de santas y brujas es esencialmente freudiano: "En el siglo pasado, el siglo de la histeria, esta enfermedad también estaba muy de moda, como se dice hoy de la anorexia, y también los tratamientos más promocionados -sugestión e hipnosis- se basaban en tácticas y estrategias autoritarias. Para poder pensar hay que tomar un poco de distancia, no sostenerse en estadísticas ni en promociones de productos". La autora recuerda que fue escuchando lo que las histéricas decían que Freud pudo romper con los métodos médico- psiquiatricos inquisitoriales. En ese sentido la suya es una enseñanza fundamental: para poder escuchar y ayudar a los pacientes hay que tomar distancia de las certezas, o sus equivalentes actuales: las amenazas mediaticas disfrazadas de preocupación.

Por eso en esta era de sofisticados programas de educación y readaptación, de estrictos regímenes alimenticios o de soluciones playeras, de luchas "contra" y de recetas mágicas, el periplo de Silvia Fendrik `por el túnel del tiempo nos permite comenzar a escuchar aquellas preguntas esenciales que quedaron amordazadas bajo la solapa del menú.. Y además nos devuelve el apetito, al menos el de saber, tan vital por otra parte.

Juan de Olazo. Suplemento cultural de La Nación